[AUDIO_EN_BLANCO] ¡Hola! En esta lección analizaremos la contracara del poder, que es la obediencia. Y vamos a hacerlo a través de un experimento bastante famoso, que es el experimento de la obediencia de Stanley Milgram. ¿Cuál era el objetivo de este experimento? Poder medir los límites de la obediencia frente a una autoridad. ¿Y cuál fue el procedimiento experimental? Se invitó a distintas personas a participar de un estudio que tenía como objetivo mejorar la memoria y el aprendizaje. A nivel del diseño, las personas que eran invitadas a participar de este estudio entraban a una sala donde había un experto que dirigía el experimento, la autoridad, y un actor que simulaba ser un estudiante. Se le explicaba a la persona que el objetivo era poder determinar si los castigos facilitan el aprendizaje, es decir, este experimento tenía un fin noble. Y a la persona invitaba se le pedía oficiar de profesor. ¿Cómo era el diseño? Teníamos entonces a mano derecha a la autoridad, teníamos al actor, que era la persona que estaba simulando ser el estudiante, y teníamos al profesor, que era la persona que se había invitado para participar en este estudio. Y el estudio consistía en poder ir aplicando electroshocks a la persona cada vez que se equivocaba en contestar una pregunta. Al sujeto, no el actor sino que la persona que estaba haciendo la prueba, se le aplicaba un golpe de corriente al principio del experimento para que viera que la máquina que estaba utilizando era de verdad. Durante el experimento, el actor, la persona que estaba del otro lado, simulaba equivocarse y el director del experimento le pedía al sujeto que le aplicase un golpe de corriente. Si se volvía a equivocar, el profesor debía aumentar secuencialmente la intensidad del golpe. Y el actor, por otra parte, iba acusando los golpes de corriente y actuaba según la intensidad. Como podemos ver en la tabla, la cantidad de secuencias variaba del uno al 30, donde el número uno era un pequeño golpe de 15 volts. A medida que iba aumentando, por ejemplo en el punto número ocho, el actor decía: Estos golpes de corriente se están volviendo dolorosos. Cuando llegaba al punto número 10, el actor tenía que decir: Por favor, quiero parar el experimento; no quiero seguir. Cuando llegaban al punto 12, el actor debía decir: No puedo soportar el dolor. Cuando llegaba al punto 18, pegaba un grito agónico. Cuando llegaba al punto 21, pegaba un grito violento. Y a partir del punto 22, que equivalían aproximadamente a 320 volts, no emitía ningún sonido más. Este era el setting, estas eran las 30 posiciones y así ocurrió el experimento. ¿Qué es lo que pasaba si es que la persona que estaba oficiando de profesor quería terminar este experimento antes? El que estaba de autoridad, el que era el coordinador del experimento, debía responder las siguientes frases en orden secuencial. Por favor, continúe. El experimento requiere que usted continúe. Es absolutamente esencial que usted continúe. Usted no tiene ninguna otra opción, debe continuar. Lo que les quiero preguntar a ustedes, habiendo descrito este experimento, es que se pongan en el lugar del profesor. Tengo al actor, al cual ustedes le están aplicando corriente, y tengo a la persona, a la autoridad que me dice que debo continuar. Y ustedes empiezan a aplicar secuencialmente los golpes de corriente. Lo que les quiero preguntar a ustedes, ¿en qué momento se detendrían o dejarían de participar en este experimento? Cuando el actor les dice que no quiere seguir, cuando el actor les dice que no puede soportar el dolor, cuando el actor pega un grito agónico, cuando el actor pega un grito violento, cuando ya dejaron de escucharlo. ¿Cuáles son los resultados de este experimento, que ha sido repetido una y otra vez en distintos países y con distintas personas? La mayoría de las personas, 65% del total de las personas que hizo este experimento, continúo aplicándole golpes de corriente al actor a pesar de que ya no existía una respuesta por parte de él, a pesar de que en el tablero estaba simbolizado tres equis a partir de cierto voltaje, a pesar de que la misma persona le había implorado que no podía seguir, que le dolía mucho y había gritado en forma agónica. Dos tercios de todas las personas continuaron hasta el final. ¿Cuál es la moraleja de esta lección? Mucho cuidado con cómo se aplica el poder, porque tiene consecuencias también a nivel de la obediencia. Y aquí quiero dejarlos con una frase de C. P. Snow del año 1961: Cuando uno piensa en la larga y sombría historia del hombre, podrá ver que los crímenes más horribles se han cometido en nombre de la obediencia, más que en nombre de la rebelión. El poder organizacional existe. El poder organizacional no es algo que sea malo, pero sí se puede emplear de forma mala. Y aquí es la importancia de poder actuar siempre en forma ética. Sabemos las consecuencias que han tomado miles de personas a lo largo de la historia de la humanidad que después decían: Yo solamente seguía órdenes. Ustedes siempre tienen la oportunidad de cambiar. A partir de este momento quedan advertidos.